La independencia es el sueño de muchos. Ser su propio jefe, administrar su tiempo y realizar sus sueños.
Si en los planes del 2012 está el montar su propio negocio, empiece por reconocer y ajustar las expectativas de lo que implica ser empresario. Si bien ofrece enormes gratificaciones, también hay ciertas diferencias con lo que usualmente pensamos que es.
1. Voy a hacer lo que me gusta. Tener su propia empresa no se circunscribe solamente a hacer lo que le gusta (cocinar, pintar, asesorar o diseñar). El éxito no depende sólo de hacer lo que le gusta o sabe hacer mejor, sino de estar al frente administrando el engranaje completo: contabilidad, despachos, servicio a cliente y contratación de personal, entre otros.
2. Voy a disponer de más tiempo. El empresario -especialmente en sus inicios- trabaja mucho más que el promedio de los empleados. Recuerde que ahora es responsable de diferentes roles. Trabaja más pero usted decide cómo y cuándo, y esto hace la diferencia.
3. Voy a ser mi propio jefe. Aunque técnicamente es su propio jefe, ahora tendrá muchos más, pues cada cliente se convierte en alguien que demanda ciertas necesidades. Ellos son a los que debe satisfacer, no por subordinación sino por supervivencia.
4. Imposible que no logre “x” ventas. Lo improbable puede pasar. Cuidado con las proyecciones. Uno de los errores más comunes que cometen los nuevos empresarios es sobre estimar las ventas y subestimar los gastos. La experiencia demuestra que las ventas se demoran en fructificar mientras los gastos son permanentes. Sea muy estricto con el flujo de caja, es sagrado.
5. Es que algo así no existe. No se engañe. Las personas han vivido sin su producto/servicio y lo pueden seguir haciendo. A menos que resuelva algo mejor de lo que ya existe, el mercado preferirá mantener la inercia con lo que ya conoce.
Ser empresario es algo maravilloso pero es importante poner los pies en la tierra desde el comienzo. Será mejor el viaje.