Uno de los principales paradigmas que tenemos es que no debemos especializarnos, pues esto podría implicar no tener clientes suficientes.
La verdad es precisamente todo lo contrario, entre más generalista, menos atractivo. La gente se siente más cómoda trabajando con compañías que resuelven mejor su situación que otras empresas.
El enfocarse en un segmento específico que aprecie lo que usted tiene para ofrecer es más rentable, son clientes más fieles y es en sí una barrera de entrada para competidores menos especializados.
En vez de querer resolver las necesidades de múltiples tipos de personas, ¿por qué no ser el que mejor entiende y resuelve un problema específico?
Para muchas empresas contar con 30, 50 o 100 clientes es más que suficiente para obtener un ingreso satisfactorio; de hecho, no siempre se tiene la infraestructura para atender un número superior. Si este es el número de clientes requeridos para que el negocio sea rentable, entonces ¿por qué apuntar indiscriminadamente a una gran masa que no aprecia nuestros diferenciales?