Los vinos son una importante fuente de ingresos para los restaurantes, como producto complementario con atractivos márgenes de rentabilidad. La forma más habitual de consumirlo es por botella. Sin embargo para ciertos momentos del día o cuando son una o dos personas, una botella puede ser demasiado. Queda entonces la opción de media botella, con una muy limitada selección, y luego el vino que se vende por copas, el cual está usualmente limitado al vino de la casa y una que otra opción.
Una interesante solución a este desafío es este sistema que encontré en un restaurante en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde a cada mesa se le entrega una tarjeta para dispensar el vino de su preferencia en una amplia selección. A diferencia del vino por copas tradicional, este sistema permite disfrutar de diversas calidades sin necesidad de tener que pedir la botella. El precio por copa es por supuesto más alto que si comprara la botella completa y sirviera las copas, pero el beneficio es que compra lo que se va a consumir.
Podríamos decir que es un tipo de solución gana-gana tanto para el cliente como para el restaurante. El cliente accede a una mayor variedad de opciones y vive una grata experiencia al poder ir a la máquina a servirse su vino favorito por copas. Por otro lado, el restaurante no pierde las ventas de aquellos que se abstienen de una copa por considerar la botella demasiada cantidad.