Aunque suene paradójico, perder un cliente es una gran oportunidad de causar una gran impresión. La pérdida de un cliente es la terminación de una relación, que no siempre se da en las mejores condiciones. Pero no tiene por qué ser así. El hecho de que alguien deje de ser cliente no significa que no pueda volver a serlo y no le envíe referidos. Así que terminar bien es una poderosa última impresión.
Aquí no nos referimos a “despedir” un cliente, ese es otro tema. Aquí nos referimos a cómo reaccionar cuando es el cliente quien nos despide. Despedirse correcta y amablemente demuestra su calidad profesional y que está por algo más grande que un simple negocio; demuestra su calidad humana y un genuino interés por la persona. Esto hace toda la diferencia, pues es bastante escaso.
Agradézcale y deséele suerte. Se sorprenderá de la positiva reacción del cliente y los futuros negocios que llegarán a causa de esta noble reacción.