El Globo Restaurante es un proyecto cultural más que un lugar al cual llegar a comer, nos indica Silvia Valencia, su fundadora. Pero más allá del concepto que de entrada se presenta como llamativo para denominar a un restaurante, El Globo Restaurante es un lugar de encuentro y de intercambio de experiencias en torno a los libros, a los libros infantiles, a los niños y a la posibilidad de acercamiento entre las familias, donde como parte del servicio está integrar a los padres que tienen poco tiempo entre semana, debido a sus trabajos, con sus hijos usando un puente con muchas extensiones: La lectura, el teatro de títeres y otras actividades que trascienden más allá la experiencia culinaria.
Este negocio nos recuerda que el uso de las experiencias en doble vía: Por un lado la necesidad de familias de encontrar espacios que brinden más que un servicio tradicional de alta calidad para generar encuentros y del otro, la pasión por la lectura, la literatura, la comida y la cultura, resulta una combinación poderosa a la hora generar diferenciales en nuestros negocios.
La multiplicidad de conceptos de esta experiencia nos aclara que se puede posicionar cualquier tipo de producto y el primer paso para lograr y para crear un verdadero diferencial es la percepción que tiene usted mismo de su negocio y de cómo lo se lo enseña a los demás. Donde debe dejar claro si realmente está dedicado solamente a vender o más bien se encarga de generar una experiencia de intercambio donde como proveedor de un servicio da sin reservas todo lo necesario para que sus clientes conviertan en indispensable a su negocio.
Silvia Valencia, fundadora de El Globo Restaurante nos contó un poco de su historia como empresaria interdisciplinar que nos enseña una librería con restaurante o un restaurante con librería o un teatro con librería y restaurante, o lo que usted quiera, dependiendo en la forma como se acerque:
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Qué es El Globo Restaurante?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Bueno, es un proyecto cultural que tiene como objetivo el fomento de la lectura en la familia, en las comunidades con una propuesta comercial; es decir, la lectura durante mucho tiempo ha sido una práctica relegada a la escuela, a la biblioteca y lo que queríamos era sacarla de esos ambientes y llevarla a un ambiente más orgánico, más común para muchas familias como un restaurante. Entonces, el restaurante es un centro cultural que ofrece por ejemplo, platos con formas de animales, de personajes de libros, una comida temática que invita a leer, tiene un teatro donde se presentan obras y adaptaciones de libros para niños, tiene una librería, se hacen talleres de creación de libros, de creación de personajes. Es una propuesta de fomento a la lectura.
Carlos Ayala (Bien Pensado): Revisando el sitio me encuentro con una cosa muy especial y es que están enfocados principalmente a los niños, ¿Tienen alguna limitante de edad?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): No, trabajamos con todo tipo de niños. Digamos que con los más pequeños, los bebés de brazos es quizá el público más difícil porque como nuestro enfoque es la lectura, la lectura requiere de algún tipo de desarrollo del ser humano para sostenerse. En el primer año o segundo leemos imágenes, el cuerpo… A los cuatro o cinco años podemos comenzar a leer cosas un poco más complejas como las letras pero en realidad este es un espacio cultural. Entonces, se hace un función de títeres por ejemplo basados en libros y vienen bebés, adultos, a los shows de magia igual entonces no tenemos una limitante nosotros.
Más bien, culturalmente quizá ya hay una limitante: Digamos los niños de trece, catorce años ellos sienten que ya hacer parte de los bares de la ciudad, como de otros sitios más adultos y al sentirse grandes, sienten que este lugar es para más los más pequeños, pero, mira, que no es nuestra la limitante. Los adultos que vienen lo disfrutan mucho entonces, es más bien una transición entre la infancia, en la infancia y la infancia en la adultez. Nuestro eslogan, por ejemplo, es “Creemos en la infancia de los niños y de los adultos”, en esa capacidad de sorprenderse, de conmoverse, no solamente de brincar, de reír y de montarse en un aparato que lo hace brincar a uno sino más bien en leerse un libro que lo hace llorar a uno.
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Cómo nacieron ustedes?, ¿Cómo empezó la idea? ¿Cómo ha sido ese proceso de creación de este negocio?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Yo trabajaba en instituciones públicas, en temas culturales, esa es mi formación. Yo soy músico, estudiaba literatura con especialización y maestría en el tema y estaba cansada de no encontrar lugares que pudieran ofrecerles a los papás una posibilidad diferente a la de la recreación tradicional (con todo el cariño y el respeto que la recreación se merece). Lo que pasa es que… bueno, no todos somos iguales. Yo recuerdo haber sido una niña más bien tímida, me gustan mucho los deportes pero yo preferiría leer e ir a una biblioteca que ir a un Outlet.
Básicamente, porque satisfacía algunas cosas que yo necesitaba y supongo que como yo, hay miles de niños ¡y supuse bien! porque muchos papás y muchas familias encuentran aquí como un oasis en medio de una oferta cultural para niños muy ligada al goce pero no muy ligada a las emociones, al aprendizaje, al compartir en familia. Por ejemplo en El Globo los niños no se quedan solos, no es un jardín infantil, por así decirlo. En un restaurante está abierta la puerta todo el día y aquí vienen los papás con los niños. No se pueden quedar solos los niños entonces, si el papá quiere libremente como descansar del niño un rato pues, este no es el lugar, este es el lugar en donde se va a conectar con él, más bien. Donde va a hacer todo con él. Muchos papás no tienen tiempo de ver a sus hijos en toda la semana, cuando llegan están dormidos; entonces, aquí les brindamos la oportunidad de hacer eso. Así que, nació de esa idea. De brindarle un espacio a las familias de encuentro con la literatura y encuentro humano.
Carlos Ayala (Bien Pensado): Y a nivel empresarial, ¿Cómo les ha ido?, ¿Cómo sienten el progreso, la evolución del restaurante?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Pues… con mucho optimismo yo abrí este lugar. Muy difícil los primeros años, sobre todo porque en las artes y dentro de su formación, no hay una formación administrativa, una formación en gestión cultural entonces, fue más un aprendizaje empírico de mis otros trabajos y empezar a pensarse como empresa un servicio cultural porque lo que nosotros vendemos son servicios. Entonces, esta es una ciudad que está muy acostumbrada por ejemplo a que lo cultural es gratis. Yo también creo que la cultura es un derecho y sin el auspicio y sin el apoyo de instituciones gubernamentales no podrían llevarse a cabo muchas de las industrias y actividades culturales pero también es un servicio al que la gente podría acceder si estuviera interesado.
Entonces, es un aprendizaje un poquito largo pero llevamos cuatro años, somos un equipo de trabajo que posee unas diez personas y con las personas y artistas que hacen los shows son más o menos veinte. Ruedan por el Globo más o menos unas mil personas al mes. Tenemos abierto pagando facturas y tratando de dar un trabajo digno a mucha gente que quiere cocinar pero que también quiere leer y aprender a mediar la lectura con los chicos.
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿En qué momento dijeron este negocio puede funcionar, en qué momento se volvió una idea de negocio sostenible y dejó de ser simplemente un vamos a si esto nos da?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Ya… mira, nosotros por ejemplo, el tema de la demanda sigue muy vigente. Hay una parte de este negocio que funciona muy bien que son los quince años, las fiestas. Pero en las fiestas hacemos lo mismo que en el servicio normal, la comida es la misma, los recordatorios son libros, los talleres dentro del cumpleaños son talleres de lectura entonces tenemos ocho días que corresponden a los fines de semana del mes en los que recibimos un volumen de 250, 300 cotizaciones y no podemos responder con la demanda básicamente porque no hay más días.
Entonces, yo creo que cuando esto empezó a ser una realidad, cuando vimos que el público empezaba a valorar la forma en la que se celebra de una forma un poco más respetuosa con el niño. Por ejemplo, aquí no hacemos cumpleaños para niños y niñas. No son cumpleaños azules con pelotas y rosados con princesas sino que el cumpleaños es el mismo para niño, niña, grandes, chicos y yo creo que eso es un síntoma de que la sociedad necesita, algunos tipos de cambios de muchas violencias que tenemos normalizadas. Por ejemplo eso, si es niño le tiene que gustar esto y si es niña lo otro, también cambiando el paradigma de que la lectura es algo aburrido y el que lee es un ñoño y un nerd y no es como la realidad lo propone, como decir que los estudiosos son los jefes del mañana. Es más bien darle una idea a la lectura un poco más transgresora, más revolucionaria, el que no sabe y tiene ganas de saber, está bien y eso se ve en la demanda que tiene nuestro servicio y creo que la decisión de continuar con el negocio comenzó ahí, cuando la demanda ya excedió nuestra capacidad física y cuando vale la pena, así no hubiera pasado esto vale muchísimo la pena. Es un lugar donde efectivamente se pueden ver cambios y transformaciones sociales porque esto es un negocio y la idea es hacer que quede un lucro que le permita vivir a la gente que trabaja aquí pero, la misión profunda es transformar la sociedad en otro tipo de ambientes.
Carlos Ayala (Bien Pensado): Claro, y en el mismo sentido pero hacia el otro lado. En algún punto en el trabajo que vienen haciendo han sentido que el negocio no funciona… ¿Han sufrido esa sensación? ¿Cómo la manejan?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Sí claro, pues hay días muy “desanimantes”. A pesar de que tenemos este concepto tan bonito de la lectura y ver que los niños vienen y hay gente que le encanta y lo adora, hay otra que llega y no ve una piscina de pelotas y no ve un “brinca-brinca y dicen”: “No, aquí no hay nada para niños, usted no me está entreteniendo a mi niño todo el tiempo entonces, no sirve”.
Hay gente que lo dice, efectivamente. Y luego empiezas a ver, que más allá de que eso pueda ser desmotivante lo que hace es que uno anime más. Desanimarse por la situación social que vivimos, pero animante en la medida en que, más aun sabiendo que eso pasa, se necesitan más espacios así.
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Cómo logran sacar adelante los temas que los frenan un poco?, por ejemplo los temas administrativos que en algunas ocasiones, como mencionabas, se tornan un poco complejos.
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Si, si… Por ejemplo, cuando no están todos los papeles de la DIAN y llegan y te olvidaste y no sabías que tenías que hacer ese papel y te tocó aprender a la fuerza a armar empresa, a mirar cómo es que se puede llevar esto a cabo. Sin duda, armar empresa es bastante difícil. En términos tributarios, financieros, es increíble la cantidad de cargos que se le suman al consumidor y que se le suman a la empresa, más a una empresa que no es un gran contribuyente y le aplican una cantidad de restricciones y de papeleos y como te digo, más que ser un problema social o administrativo, del gobierno, qué se yo… es una falta de formación de los seres humanos en general y ser transformados para hacer unas cosas específicamente y sobre todo a los artistas se les enseña a hacer arte pero a administrarse como artistas no.
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Cómo definieron ustedes el mercado al que se iban a dirigir?, ¿Cómo lo hiciste tú? Porque generalmente este tipo de negocios que tienen que ver con cultura los define la pasión o el gusto.
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Pues mira que yo no sé si es algo positivo o negativo pero yo no lo he definido. Yo sé que el mercado me lo ha ido definiendo por sí solo pero mi lucha es para no marcarlo porque la literatura no tiene una edad. Así como en un cuadro tú no puedes decir, este cuadro lo entienden los niños de tres años y en este los de 100 años.
El arte es una manifestación que conmueve, que pone en crisis a todo el mundo.
Entonces, yo lo intento pero un nicho de mercado hace que… lo que te contaba ahorita de los adolescentes. Ellos se excluyen solos, ¿no? pero eso también es particular, no es generalizado. Hay chicos de quince años que vienen aquí a tomarse un café con sus amigos. Sienten este lugar la cosa más hermosa del mundo, pero hay otros a los que les parece que ya no son niños y tienen sus gustos propios. Sin embargo, que el mismo negocio ha marcado un nicho que es de dos a ocho y nueve años.
Carlos Ayala (Bien Pensado): Ese es el target central… Perfecto ¿Cuál es la estrategia de servicio al cliente que ustedes usan? ¿Cómo logran que la gente se sienta agradada y lo más importante, que quiera volver a su negocio?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): A ver… El espacio en sí mismo, la transformación del espacio es fundamental. Cuando entras al restaurante te sientes como entrando a un cuento y entonces es un espacio que no solo acoge desde lo físico, que no es suficiente, sin duda. Pero el tema se centra en una extenuante, constante, cansona si se quiere, capacitación de personas.
Cuando tu vienes acá, como este sitio no se parece a ninguno, es un restaurante para niños, donde todo tiene que ver con libros, entonces el que llega, entra con muchas expectativas, en un restaurante normal un mesero te atiende, te pasa la carta y te dice que en qué te puede servir, aquí la gente que atiende te cuenta lo que es El Globo, se le pasa la carta al niño, porque es él el que decide qué quiere comer. Hay zonas propuestas para que los niños hagan el menú.
Entonces es un asunto de que hay que echar en cuento una y otra vez, eso hace que la gente entre a un lugar donde la gente no está sola, porque no lo pensamos para que el cliente sea autónomo, está hecho para que sea atendido todo el tiempo. Por lo tanto, tú vienes a este lugar y te encontrarás además con una librería que no funciona como librería donde llegas y pides: “quiero un libro para un niño de tres años” y con esa instrucción no te podemos ayudar, porque hay niños de tres años de todas las formas e intereses. En ese momento se despliega un cuestionario: ¿Qué le gusta a tu niño? ¿Qué hace? ¿Qué colores le gusta? Etc.
Lo que hacemos es distanciarnos por ejemplo del trato normal de las librerías donde uno va a lo que va y buscamos volver a ese concepto del librero de antes, que sabía, que te recomendaba, que era bueno en su trabajo y que además podía ser de paso tu amigo. Entonces mira, los niños que llegan acá y pasa con todo mi personal, nos conocen por nuestro nombre y nos buscan como “Hola Silvia” y nos da un abrazo. Es eso, la cercanía…
Tenemos también una política de comida saludable entonces, aquí no vendemos gaseosas. Digamos que es una re-educación del público para espacios un poco más amigables con el ambiente, con el cuerpo, con la mente.
Carlos Ayala (Bien Pensado): Todo eso suena y se ve genial, lo que me permite preguntar ¿Cuáles son las actividades de fidelización que ustedes realizan para lograr mantener un flujo de clientes regular?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Una de las más clara es la calidad de las cosas que nosotros presentamos. Por ejemplo, las obras de títeres, las que se presentan acá en El Globo, pues se diferencian claramente de las que puedes encontrar fuera en recreación tradicional, por qué, porque tenemos especialistas de la Universidad de Valle encargados de hacerlas.
Entonces, la calidad de las obras, la calidez de la atención y tenemos un plan amigos, con tarjetas donde tu vienes varias veces, te pone un sello y te damos descuentos, también tenemos la tarjeta de fidelización de los clientes, hacemos actividades gratuitas donde se convoca a las familias. Los viernes en las noches tenemos una jornada de cuentos donde viene mucha gente, donde estamos leyendo en voz alta, cantando canciones y jugando con las familias que están comiendo y eso funciona increíble. Mira, la experiencia de leer en voz alta es algo muy especial… Y todas esas experiencias se suman en que la mayor estrategia de difusión es el voz a voz, donde la gran mayoría de las personas que vienen es porque otro más se lo recomendó.
De otro lado pues trabajamos muy duro en Facebook, monetizamos redes sociales para que nuestro servicio llegue a más gente, manejamos nuestra página web y hacemos salidas pedagógicas con los colegios interesados que vienen a nuestra sede y se van encantados, que a su vez vuelven con sus papás para mostrarles la experiencia. Hacemos convenios con empresas para que nos ayuden a difundir nuestro trabajo y lograr más asociados, que a su vez permiten algunos descuentos.
Hay una cosa que me he ido dando cuenta de este negocio y es que hay que generarle valor, valor a un restaurante donde la gente viene y dice: Venimos porque la comida es rica pero sobre todo viene porque quiere que el sitio permanezca y eso me parece brutal, porque el valor se lo da la gente que viene. Para mí, contra esa fuerza no hay otra mayor, porque la gente termina haciéndolo necesario y saben que si no vuelven, estos sitios son absorbidos por cadenas de comida en masa.
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Qué estrategias tienen pensadas para que El Globo Restaurante se mantenga en el tiempo, para que el negocio continúe?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Pues… A ver, yo no quiero irme de Cali, he ido resolviendo eso luego de viajar y pues no necesito irme a una ciudad de 20 millones de habitantes para sentir que triunfo y mucha gente me aconseja que si pusiera este modelo en Bogotá, por ejemplo, sería increíble, pero mi vida cambiaría. Entonces estamos explorando la capacidad de franquiciar el concepto y esto tiene muchas ventajas como desventajas, me explico: Yo antes tenía esa falsa idea de que lo que no hace uno no se hace bien… Pero luego está la capacidad de confiar en la creatividad de los demás y la capacidad de cambio que tiene mucha gente. Ahora, eso tiene que ser muy bien hecho porque yo no quiero vender algo falso y yo tengo claro que tenemos que demostrar cuáles son las cosas que ha hecho que este lugar perdure, porque no quiero que alguien quiebre.
Entonces para meterse a hacer esto no solo hay que saber del negocio del restaurante, hay que saber de niños, asesorase, saber de lectora y tener gente contigo que sepa de literatura porque esto es un aprendizaje que necesita tiempo. No es lo mismo hacer un restaurante… A ver, si se desvirtúa el concepto pues muy rápido se vuelve una hamburguesería con animalitos de plástico en la comida, cosa que no somos nosotros, con todo el respeto y cariño que le puedo tener a empresas mundiales que hacen eso.
Pero si hay algo detrás distinto a lo que se le ofrece al cliente es algo que he tratado de cuidad, porque lo diferente se puede desvirtuar muy fácilmente. Entonces si se encuentran socios o interesados en meterle duro a la parte cultural y logro hacerlo bien se hará…
Carlos Ayala (Bien Pensado): ¿Cómo animar a que la gente se meta al tema cultural y saque adelante empresas que puedan sobresalir en este ámbito, que como bien decías tiene el hálito de gratuito y de pasatiempo, más que de empresa o forma de vida?
Silvia Valencia (Globo Restaurante): Pues mira, no se puede dar consejos sin conocer la particularidad de cada caso y lo que se me ocurre decirte es que uno no puede estar solo en estos temas, emprender no es un tema de estar solos. Es un error que he visto de forma repetida: Sí, me salgo de mi trabajo, dejo todo y me dedico solo a esto y pues no, esto no se puede hacer así, menos estando solo. Empezando porque tú necesitas un equipo que no solo sean tus empleados… Yo necesito de una red que he logrado con otros trabajos, por ejemplo, yo soy la profe de las profes de lenguaje de varios colegios de Cali, donde ellos a su vez me ayudan a hacer redes. Tengo grupos de investigación de teatro infantil, porque no solo vendiendo libros, o leyéndole a la gente, o vendiendo comida haces que este lugar tenga sentido, hago trabajo dentro y fuera de la universidad para lograr que todo tenga que ver. De otro lado hago parte de una editorial y los insumos que produzco ayudan al sostenimiento de El Globo y así como tú tienes una red de gente que te apoya moralmente, o económicamente lo que se debe hacer es mantener una red de contactos y como cualquier negocio, esto es un negocio de relaciones, el negocio de la red de gente es fundamental y pues para el tema cultural pues no hay que dejarlo todo o cambiar de vida, lo que hay que hacer es agarrarlo todo, sumarlo todo pero con el concepto claro. Te doy un ejemplo, si yo quiero hacer música o literatura y trabajo todo un día en un banco pues ahí es donde está el problema, porque indudablemente trabajar en el banco me está quitando tiempo para crear, entonces, por qué no te vuelves profe de música y eso empieza a sumar en mi experiencia y mi aprendizaje.
Lo otro, es que no sé, creo que es un asunto cultural, cuando uno emprende hay un tema relacionado con la fama y con el dinero, que funcionan juntas y separadas, no sé, la verdad no sé… Pero lo que quiero decir es que cuando no hay esa pretensión central, esas cosas se dan dependiendo de la calidad de lo que des.
Lecciones El Globo Restaurante
- La combinación de disciplinas genera nuevos productos, productos que además de ser útiles son rentables.
- Los productos para niños deben contar con la aprobación de ellos, como clientes directos sin importar su edad, donde sus padres son validadores generando un valor adicional.
- Un negocio es lo que sus clientes reclaman de él y la capacidad que tienen sus dueños o fundadores para entregarlo, la combinación de ambos factores vuelven necesario el producto o empresa.
- Para tener un negocio diferente, usted debe asumir retos que así lo hagan y pensarlo de forma tal que le permita construir un diferencial cada día. El Globo capacita a sus empleados no para atender, lo hace para brindar una experiencia.
- El trabajo de redes de contactos es fundamental para apuntalar cualquier tipo de negocio y se sustenta en el uso que le dé a cada una de ellas, según su propia cualidad: Investigación, clientes, mercadeo, etc.