Potenciando equipos de trabajo como motores de alto rendimiento

Liderazgo

Hace pocos días le pedí a mi hija de siete años que por favor hiciera orden en su cuarto y pusiera al día sus cuadernos de arte. El resultado fue encontrar el cuarto, efectivamente ordenado y ella tapizada de pinturas, papeles, escarcha (brillantina) y otros elementos de manualidades hasta la coronilla de la cabeza. Además, al hacer un poco de investigación sobre los requerimientos pedidos, descubrí que el “orden” propuesto por ella para su cuarto, había sido meter todo amontonado en una gaveta de su cómoda y debajo de la cama. Efectivamente, había cumplido, había ordenado y acabado con las tareas atrasadas.

La primera reacción, el momento inicial fue la de querer corregir. Tomé aire y le dije, ¡No, así no!… La respuesta de ella fue sencilla: ¿Entonces cómo papá?

Claro, yo le había dado una instrucción, pero no la había guiado, ella había cumplido a cabalidad según su experiencia y conocimiento, por lo tanto el que había cometido una imprecisión había sido yo.

Con esta sencilla y cotidiana anécdota quiero empezar este artículo diciendo que la labor del liderazgo no es fácil o simple, pero tampoco imposible, y requiere de cierto tipo de sensibilidad que de una u otra forma se va desarrollando con el paso del tiempo, a través de la sumatoria de experiencias y por supuesto, gracias a la acumulación de pequeñas batallas internas perdidas.

¿Qué dicen los que saben de liderazgo de equipos?

En general, al hacer un recuento sobre las experiencias y opiniones sobre cómo dirigir equipos o liderar fuerzas, en cualquier campo, aparece una pregunta construida a partir de la sumatoria de anécdotas: Como líderes ¿Nos estamos comportando de una forma que valga la pena imitar?

Los seres humanos, en general, buscamos ejemplos a seguir, imitamos para luego desarrollar plenamente nuestro potencial. Ese es un principio con el cual, difícilmente se puede llegar a entrar en controversia. Entonces, el ejercicio básico del liderazgo es aprender imitando a los mejores para que los mejores, a nuestro lado, imiten nuestro proceso de crecimiento.

Recordando una de las máximas de Bill Gates, me vino a la memoria una experiencia que escuché hace poco: Un tanto traumatizado, decía un ex empleado que trabajó muchos años en una empresa de comunicaciones que uno de los jefes le decía constantemente: “Este negocio nació sin usted y seguirá sin usted”. El afectado contaba con tristeza, que sí, que él aceptaba esta situación, pero que él había sido parte del crecimiento y consolidación de la empresa.

Las industrias comienzan con las ideas de uno o pocos individuos, pero sin quien ayude a desarrollarlas, poco se hará.

El postulado del señor Gates: “No importa en qué industria estés, la gente que compone tu equipo es lo más importante”.

Por lo tanto, estimule, agradezca y recuérdele a los que lo acompañan en el viaje que su empresa es como un barco, se necesita de cada uno de los integrantes para usar el viento a favor.

Marissa Mayer ex CEO de Yahoo decía una y otra vez que una de las fórmulas del éxito empresarial estaba en crear un ambiente de emprendimiento, fomentando la capacidad creativa.

Volviendo al empleado triste y despedido. Este, gracias a su experiencia y a la recomendación de varios compañeros, terminó aceptando que debía cambiar de empresa. Lo mejor, al llegar a su nuevo trabajo, fue recibido con los brazos abiertos junto con ideas para implementar que en su anterior empleo fueron rechazadas muchas veces.

Premisa de Mayer: “Nunca sabes quién de tu equipo puede desarrollar el próximo producto estrella”.

Volviendo a los líderes de antaño

Decía, sin mucho temor a equivocarse, Abraham Lincoln: “Defiendan a quien defienda lo correcto. Defiéndanlo mientras esté en lo correcto y apártense cuando tome el rumbo equivocado”.

La integridad es el núcleo de los equipos de alto rendimiento y con la anterior máxima lo dejaba en claro el fallecido presidente de Estados Unidos. Es algo que no se puede olvidar, que se debe aplicar en todo momento y que deja huella en nuestro equipo de trabajo.

Dato: Un estudio de Robert Half Management Resources muestra que el 75 por ciento de los profesionales considera que la integridad es más importante que otras virtudes de los líderes, incluida la competitividad.

En otras palabras, los cimientos de una corporación se forman naturalmente con el comportamiento del líder sin que nadie lo note. Nunca se logrará una cosecha abundante si se siembran rocas, es tan sencillo como eso.

Afirmó Ralph Waldo Emerson: “What you do speaks so loudly that I cannot hear what you say”. “Lo que haces habla tan fuerte que no escucho lo que dices”.

Esto es, ejemplos de primera mano sin necesidad de un: “Vea cómo lo hacen los mejores, como lo hago yo”. El liderazgo retumba sin necesidad de amplificación y los que quieren forjar un camino por esta senda lo ven y escuchan.

La crítica debe ir con manual de ayuda

En la práctica, cuando alguien logra acumular experiencia en cualquier campo, generalmente logra establecer una serie de procedimientos que a su vez le permite generar pasos para que las cosas se hagan de tal forma que optimicen recursos (esta es una de las características que desarrollan los líderes). Sin embargo, esta metodología no llegó a su cabeza gracias a la inspiración metafísica. Es, como lo decía al inicio del párrafo, un cúmulo de prácticas que da la experiencia.

Desde allí, desde esta torre, se puede franquear con facilidad en el proceso de crecimiento, pero también se puede atacar y causar fuego amigo si no se tiene cuidado con lo que se lanza. Entonces, la experiencia, una maravilla, el resultado mejor, pero si no se usa de forma adecuada en el proceso, muchos aliados terminarán heridos. Esto como metáfora para dibujar la crítica usada sin un proceso adecuado.

Todos necesitamos que nos retroalimenten y nos muestren por dónde es. Cada vez que llegamos a un trabajo se hace necesario, además de la intuición y las herramientas que hemos construido como profesionales, un guía. Ese alguien que además de inspiración o ejemplo, nos diga: “Vea, es por aquí y este lugar lo acoge con todas sus propuestas que podrá desarrollar bajo nuestro estilo”.

Ahora bien, en el proceso aparece un estado que puede considerarse crucial: el de la crítica como una forma de buscar la mejora de nuestro equipo. ¿Por qué?

Porque presentar críticas constantes hasta que mejore el rendimiento puede generar ganancias a corto plazo, pero esta práctica siempre terminará en pérdidas a largo plazo.

Entonces, retomando las labores de mi hija embadurnada de materiales para sus cuadernos de arte, el asunto de fondo fue que cumplió y las emociones encontradas, lo que yo quería como un resultado ideal, se transformaron en un par de preguntas:

¿Qué debo hacer para que realice de mejor forma su tarea?

¿En dónde fallé yo?

Al mismo tiempo, se me presenta la necesidad de elaborar una serie de pasos para que mis instrucciones se puedan tomar de forma abierta como una sugerencia y no como una orden, a la vez que se desarrolle un comportamiento donde todos ganemos.

El manual de entrada o de guía para los integrantes de su empresa puede ser un libro, un cuadernillo, una instrucción paso a paso que pueda seguir, o la combinación de ejemplo, teoría y libertad.  Autonomía incluso para equivocarse.

Tenga en cuenta que permitir el error no es una brecha en el sistema, por el contrario es una ganancia, si se sabe usar en beneficio, tanto de la empresa, como del trabajador.  Usted como líder debe convertirse en un buscador de la idea correcta en lugar de un radar de fallas.

Cuando usted permite que otros fallen sin temor, especialmente a aquellos que más le importan, disfrutará de un ambiente de respeto, esfuerzo, pasión y desarrollo.

A continuación le dejaremos una serie de sugerencias en las que se pueden crear ambientes de trabajo positivo por medio de un sano liderazgo:

  1. La franqueza compasiva: Un buen ambiente laboral se desarrolla gracias a conversaciones genuinas. Donde se debe dar reconocimiento en abundancia y los errores se convierten en lecciones propositivas. Debe cultivarse la cultura de la franqueza.
  2. Todos somos socios: Permita que sus colaboradores hagan parte de su aventura. Trátelos como compañeros de viaje. Involúcrese con ellos y conozca sus historias: ¿Por qué trabajan con usted? ¿Cuáles son sus planes a corto plazo? También recuerde que está bien que ellos pueden marcharse en cualquier momento y su deber será ayudarlos a mejorar.
  3. Reconocimiento público: Elogiar a los empleados por comportamientos y resultados específicos estimula y muestra a todos los miembros del equipo cuanto los valora. Todo líder debe saber que lo que se reconoce se repite.
  4. Envié notas hechas a mano: No importa si usted tiene la letra como la de un niño en edad preescolar, eso es lo de menos. Ya lo hemos dicho antes y no nos cansaremos de repetirlo, envíe notas elaboradas a mano, tanto a sus clientes, como a su equipo. Esto denota reconocimiento personal y la capacidad de dedicar tiempo a cada uno de las personas que lo rodean. Este simple gesto logra cercanía y empatía.
  5. Sea un visionario y ofrezca oportunidades para el futuro: Si descubre talento, hágalo saber. Si tiene en su equipo a alguien con capacidades extraordinarias, permita que se desarrolle más rápido y brinde oportunidades para que esto suceda. Como líder, usted tiene más control del que cree pues su equipo lo busca como faro de orientación: sus acciones y actitudes reflejarán las suyas. Enfóquese en encontrar lo que es correcto y en exhibir los comportamientos que desea que sus empleados emulen, y cultivará una fuerza laboral con una gran moral que superará sus expectativas. Será como tener un automóvil con un motor de alto cilindraje bien afinado.

Liderazgo aplicado: