En mi recorrido por la pasada Feria del Libro de Bogotá, me encontré un interesante concepto: un álbum bilingüe llamado “Aprendiendo mi seguridad”, que se lee a medida que se van pegando las láminas. El álbum viene con el juego completo de 142 láminas, las cuales están clasificadas en categorías: Seguridad en casa, Seguridad en la escuela, Seguridad ante el acoso y la intimidación, Seguridad general, Seguridad personal, Seguridad en la calle y Seguridad en internet.
Y lo que me llamó la atención es la forma de presentar el concepto. Soy un convencido de que más importante que lo que se vende, es cómo se vende. Cuando se trata de inculcar a los niños normas de seguridad (o de hecho, cualquier tema diferente a los Avengers), generarles interés puede llegar a ser más importante que el tema mismo. Sin interés no hay siquiera consideración.
Por eso enseñar normas de seguridad con un álbum es más divertido y atractivo que un libro, por más ilustraciones que tenga. Hice el ejercicio de ir pegando y leyendo cada una de las láminas con mi hijo y puedo decir que funciona.
La forma de presentar los productos hace la diferencia. Libros sobre seguridad debe haber miles, álbumes sobre seguridad infantil sólo conozco este. La esencia de la diferenciación radica en crear una categoría distinta que evite compararlo con la competencia. Si el resto vende libros y usted vende un álbum, no son lo mismo (así hablen del mismo tema) y por ende, no cuestan lo mismo.