Enamore al vendedor de su producto

vendedor


Se suele decir que un buen vendedor “vende hasta un hueco”. La frase pretende exaltar su habilidad para vender cualquier cosa, en cualquier momento y a cualquier persona. Sin embargo, vender no es un acto mecánico ni un simple intercambio de argumentos; es, sobre todo, confianza y conexión.

Un vendedor puede aprender técnicas para vender casi cualquier producto, pero si no siente afinidad por lo que ofrece, la venta se convierte en una tarea forzada. Falta pasión, el lenguaje corporal pierde brillo y la confianza que proyecta no es la misma. Y al final, el cliente lo percibe.

La importancia de la conexión

No todos los vendedores son para todos los productos. Un vendedor que disfruta lo que vende transmite entusiasmo de manera natural; uno que no vibra con su producto se limita a cumplir. Por eso, el objetivo de toda empresa debería ser lograr que su equipo comercial se enamore de lo que ofrece.

Cuando eso pasa, el vendedor y el producto hablan con una sola voz. La motivación deja de depender únicamente de comisiones o salarios y se refuerza con orgullo y sentido de propósito.

¿Cómo enamorar al vendedor del producto?

Enamorar al vendedor de lo que vende no se da espontáneamente, es un proceso intencional. Lo que puede hacer para conseguirlo:

  • Capacitación profunda y vivencial. No basta con enseñar especificaciones técnicas. El vendedor debe comprender cómo el producto resuelve problemas, cuáles son sus ventajas frente a la competencia y cómo se usa en la vida real. Ejemplo: Una empresa de maquinaria agrícola no solo explica las funciones de la cosechadora; organiza visitas a campo para que el vendedor vea cómo aumenta la productividad y reduce costos en una finca real.
  • Contar la historia. Comparta el origen, la inspiración y los retos que hicieron posible el producto. Las historias crean orgullo y generan vínculos emocionales. Ejemplo: Una marca de café premium narra a sus representantes la historia del café cultivado por comunidades locales y cómo cada compra mejora su calidad de vida.
  • Mostrar el impacto. Enseñe casos reales de clientes satisfechos. Que el vendedor vea, escuche y sienta el efecto positivo que produce lo que vende. Ejemplo: Una empresa de software invita a clientes a contar cómo la herramienta redujo en 40% el tiempo de sus procesos internos, mostrando cifras y testimonios en video.
  • Permitir la experiencia personal. Entre más viva el producto, más auténtico será su discurso. Un vendedor que ha probado y disfrutado lo que ofrece habla desde la convicción, no desde el libreto. Ejemplo: Una compañía de turismo envía a su equipo a vivir un fin de semana en uno de sus hoteles para que puedan describir la experiencia de primera mano.
  • Reconocer y celebrar logros. Reconocer públicamente cómo su trabajo contribuye al éxito de la empresa refuerza el compromiso y el amor por la marca. Ejemplo: En una reunión trimestral, la gerencia destaca al vendedor que cerró un contrato clave, explicando cómo su dedicación y conocimiento del producto fueron decisivos.

Más que habilidad, es convicción

Las habilidades de venta se pueden aprender, pero la convicción no se impone: se cultiva. Una empresa que logra enamorar a su fuerza de ventas de su producto obtiene algo más valioso que un equipo motivado, consigue embajadores que defienden, viven y respiran la marca.

Vender no es solo cuestión de técnica. Es cuestión de creer, disfrutar y sentir que lo que se ofrece merece llegar a las manos del cliente. Es un acto de servicio.