La diferenciación tiene muchas caras, pero siempre cumple el mismo principio: Tener algo relevante que llame la atención, alguna gracia. Es dar una razón de preferencia en aburridos mercados llenos de commodities. Recientemente me encontré con esta sorpresa en una librería de Roma: La editorial italiana Il Battello a Vapore (El Barco de Vapor) lanzó para la Pascua una edición especial de libros sorpresa, al mejor estilo de los tradicionales huevos. Sin saber cuál está comprando, los “libros sorpresa” están clasificados por edades con una aventura para cada etapa.
Como lo describe la misma editorial: Las aventuras del Sr. Agua es un libro para curiosos exploradores de la naturaleza (3 años); Tino El Chocolatino es para los grandes gourmet que quieren disfrutar de una gran historia (5 años); Las aventuras de Camila para chicas creativas que quieren encontrar un amigo especial (5 años); Las aventuras de Bruno para aquellos que tienen siempre la cabeza en las nubes y los pies en un charco (5 años); Las aventuras de una pequeña sirena para soñadores románticos que quieren sumergirse en una historia sorprendente (7-9 años); Las aventuras de Sam Pastafrolla para caballeros valientes que dejan volar su imaginación (7-9 años). Adicionalmente, el empaque del libro queda como una máscara para recortar y utilizar por los niños.
Diferenciarse es transformar lo ordinario en extraordinario. Es plantear caminos creativos para desafiar lo cotidiano y darle un toque especial a lo conocido. En este caso, es haberle dado a los tradicionales libros infantiles una nueva historia para contar. Es buscar formas novedosas de sorprender, al mejor estilo de “lo mismo pero distinto“.