“Quiero hablar con una persona y no con una máquina” tiene sentido, no porque no nos gusten las máquinas, sino porque estamos buscando soluciones efectivas. En el aeropuerto de Singapur, lo han entendido bien. Allí la tecnología se convierte en un puente para ofrecer asistencia en el momento y de la forma que realmente necesitamos.
Una lección en tiempos donde la automatización y la personalización deben ir de la mano para crear experiencias realmente valiosas.