Qué haría distinto si volviera a emprender

Que haria distinto si volviera a emprender

En el 2009, después de haber trabajado por más de 15 años en el mundo corporativo, sentí que tenía una misión más grande, y como nos pasa a muchos, una insoportable necesidad de “dejar huella” (sí, yo sé, respuesta típica para pregunta de Miss Universo); por lo que decidí emprender. De haber sabido cómo iba a ser, creo que no lo hubiera hecho. Hoy no lo cambio por nada del mundo. No soy un emprendedor nato, soy un emprendedor tardío; con muchas taras propias de mi generación. Hoy después de varios años, muchas noches en vela, un maravilloso equipo de trabajo y grandes satisfacciones, miro en retrospectiva y veo grandes aprendizajes…

¿Qué mensaje le darías a quienes estén pensando emprender, o que ya se encuentran en este proceso?

Primero, que los felicito. Segundo, que aprovechen toda la ayuda que puedan, porque la van a necesitar. Es mucho más desafiante y exigente de lo que uno cree. Es una maravillosa prueba de resistencia humana, requiere mucho esfuerzo, dedicación, y trabajo; que si uno lo supiera de antemano, probablemente no lo haría.

El emprendimiento pone a prueba la resistencia humana, que es la que nos permite superar cualquier tipo de adversidad. Si tenemos claro cuál es el propósito superior por el que lo hacemos, si ese es el motor de nuestro emprendimiento y no el dinero, resistiremos lo suficiente. De lo contrario, frente a la primera adversidad, flaquearemos. El fin superior es ese propósito maestro que nos guiará y nos dará la resistencia necesaria para sacar adelante nuestro emprendimiento. Es esa motivación profunda de generar un impacto en la sociedad, desde cualquier punto de vista. Y todo negocio, de una u otra manera, impacta la sociedad.

Mirando hacia atrás y viendo en retrospectiva el recorrido que has tenido, ¿Qué cosas de las que has hecho, no volverías a hacer?, ¿Errores de los que podamos aprender?

Mi padre decía, “El hubiera no existe”; porque uno toma la mejor decisión que puede, con la información que tiene en ese momento y con la realidad que está experimentando. Siempre es más fácil juzgar desde afuera. Todo es relativo a la perspectiva del momento. De hecho hay un chiste que dice que la duración de un minuto depende de qué lado de la puerta del baño estés. Eso es lo disímil de la forma de ver las cosas.

Qué no volvería a hacer…

No saltaría de empleado a emprendedor de un solo tajo

Es como un salto al vacío. Después de tener una estabilidad económica, pero sobretodo una serie de responsabilidades, hacer ese cambio tan abrupto afecta dramáticamente el flujo de caja familiar. Uno a veces piensa que si no se lanza de una no lo va a hacer, porque el trabajo le absorbe mucho tiempo para desarrollar el emprendimiento. Sin embargo lo mejor es irlo haciendo en paralelo, ir avanzando en la construcción de comunidad, en el diseño del modelo de negocio, en identificar aliados y en ir construyendo mientras aún es empleado, porque además ese dinero le va a servir para irle inyectando al negocio. Por otro lado, si cree que trabajar en simultánea en su emprendimiento mientras mantiene un trabajo tiempo completo es muy exigente, piénselo dos veces al emprender, pues sobretodo al comienzo requiere una altísima dedicación de tiempo.

No abriría oficina desde el primer día

A menos que el emprendimiento requiera una presencia física desde el primer día, recepción de clientes o prestación de servicio en un lugar específico; tómelo con calma. Especialmente al comienzo, debe cuidar y proteger el flujo de caja al máximo. Es el oxígeno de todo negocio. Hay alternativas viables para empezar como oficinas compartidas, puestos de trabajo que se alquilan por horas, días, semanas o meses. Especialmente para los de mi generación, una oficina física es sinónimo de empresa. Eso está totalmente revaluado y lo hubiera hecho diferente.

Con la experiencia que tienes hoy ¿Qué harías que en su momento no hiciste? ¿Qué cosas te hubieran ayudado, de haberlas hecho?

Qué hubiera hecho que no hice…

Crear comunidad antes de empezar el negocio

Empecé a crear la comunidad al tiempo que empecé con la empresa. Pero el que la gente se enteré que uno existe y es confiable, toma tiempo. Tiempo valiosísimo especialmente por el flujo de caja. Desde antes de empezar ya hay una serie de responsabilidades económicas del negocio (sin contar las familiares), que exigen ingresos desde el primer día, algo que rara vez sucede en la proporción que uno espera y tanto necesita. Se puede ganar mucho tiempo (y salvaguardar el flujo de caja), si empieza a crear la comunidad antes de lanzar el negocio. Crear una comunidad es empezar a hablar del tema que será su negocio (moda, alimentación sana o fotografía) en su propio blog o en su red social. Empiece a crear un reconocimiento alrededor de aquellos a quienes su tema les atrae. Esos serán los clientes futuros. De esa manera, cuando sea el momento de lanzar el negocio, ya tendrá los primeros clientes potenciales que lo conocen y confían en usted. Eso es oro.

Monetizar desde el primer día

En otras palabras, tener muy afinado el modelo de negocio desde el comienzo. Tener claro de dónde van a venir los ingresos y tener el portafolio de productos/servicios necesarios para la comunidad que está creando. En nuestros comienzos nos enfocamos casi exclusivamente en crear contenido de valor para los empresarios, pero con pocas opciones de productos para comprarnos. Es casi como que se nos hubiera olvidado vender. Simplemente pensábamos que si generábamos contenido, los clientes llegarían solos. Y sí, pero hay que tener cosas para venderles. Suena obvio, pero hay que ayudarse un poquito. Hoy funciona así, todos los clientes llegan gracias al contenido que generamos (online y offline), pero en los primeros días las cosas eran muy diferentes. Entendí que está bien ayudar a los demás, pero que no hay que olvidarse de sí mismo. Finalmente hay que seguir pagando las cuentas y los colegios de los hijos. Hacer el bien no tiene que reñir con hacer dinero.

Delegar creativamente

Cuando se empieza no hay mucho dinero, por lo que se presume que no podemos contar con mucha ayuda, pues no podemos pagarla. Pensamos que para poder delegar debemos tener empleados. Es una mentalidad tradicional y un poco obsoleta. Cuando piensa que puede hacerlo todo solo, es cuando se empieza a convertirse en el cuello de botella del negocio. El emprendedor se vuelve el principal obstáculo para el crecimiento. Se gasta el tiempo haciendo cosas que alguien más podría hacer mejor que usted, dejando de hacer cosas que nadie va a poder hacer por usted. Esta es una de las mayores trampas del emprendimiento. Personalmente me ha costado mucho entender este tema y saber que hay otras formas de apalancamiento, como comunidades enteras de personas free lance, asistentes virtuales, aliados estratégicos (iniciativas con otras compañías), colegas, entre muchos otros. No es pensar qué puede hacer con lo que tiene (que siempre será limitado), sino que necesita hacer para lograr lo que quiere. Es una mentalidad diferente que a veces nos cuesta.

Buscar apoyo desde temprano

Hay muchas entidades que apoyan iniciativas de emprendimiento: Cámaras de Comercio, organizaciones no gubernamentales, fondos privados, programas de gobierno, entidades internacionales, entre muchas otras. Nunca ha habido tanto apoyo al emprendimiento como ahora, pero hay que buscarlo. Con una mentalidad tradicional, pensé desde el comienzo que podía hacerlo solo. Aprendí que somos muy buenos ayudando, pero muy malos pidiendo ayuda. Preferimos tropezarnos una y otra vez, sabiendo que hay formas más eficientes de hacer las cosas. Sin apoyo y sin el aprendizaje de otros que ya han pasado por lo mismo, nos toma mucho más tiempo, dinero y dolores de cabeza.

Ahora hablemos de la otra cara de la moneda… ¿Qué seguirías haciendo? ¿Qué has hecho que te ha funcionado y recomendarías seguir haciendo? En otras palabras, ¿Qué de lo que has hecho te ha ayudado a llevar la compañía hasta donde está hoy?

Qué seguiría haciendo… 

Tener un propósito superior absolutamente claro

Siempre lo tuve. De hecho ese fue el detonante para lanzarme a emprender. Ayudar al mayor número posible de personas a sacar sus negocios adelante. Ha sido, es y será nuestra misión en la empresa: Ayudar. Cuando uno tiene claro el propósito de su negocio, por qué realmente hace lo que hace, sea lo que sea que venda, el producto/servicio es tan solo un medio, no un fin en sí mismo. Lo que sea que venda es solo un instrumento para lograr el propósito superior. Lo que vende siempre puede cambiar, pero el propósito es el norte que guiará sus acciones por siempre. Cuando tiene claro su propósito, la energía es inagotable. En nuestro caso, si nuestra misión es ayudar a que la gente saque sus negocios adelante y que tenga éxito en su profesión, cualquiera sea el campo en el que se desempeñe, siempre tendremos trabajo por hacer. Es un propósito inagotable, por eso la energía para sacarlo adelante es inagotable. Todos los miembros del equipo nos levantamos cada día no pensando simplemente en ir a trabajar, sino en quién podemos ayudar. Es una perspectiva y una motivación diferente. Le da sentido al trabajo y por ende, le da sentido a la vida.

Tener muy claro el diferencial del negocio

Es probablemente en las cosas que uno más falla como emprendedor. Se enamora de una idea de negocio, olvidando validar si además de una idea es realmente una oportunidad de negocio. Si uno no resuelve nada mejor de lo que ya existe, será un commodity. Si no hay un diferencial claro de por qué un cliente debería trabajar conmigo en vez de otra opción, terminaremos compitiendo por precio. Al comienzo me di cuenta que salir a ofrecer algo más que muchos ofrecían, haría mi vida mucho más difícil. Al comienzo cuando hacía consultoría, no había una clara diferencia percibida por los clientes. Especialmente si se considera la explosión demográfica de los consultores, pues cuando uno está sin trabajo uno no está desempleado, uno es consultor. Lo que sea que eso signifique. A los pocos meses entendí que debía contar una historia diferente y ofrecer una razón de preferencia. En su momento fue la certificación con la metodología de Duct Tape Marketing. Fue una historia diferente, con una metodología específica y un respaldo internacional. Esa fue la historia inicial que nos diferenció. El punto es que no importa lo bueno que sea o lo maravilloso de lo que venda, si el mercado no percibe diferencia, será infinitamente más difícil sacar el emprendimiento adelante. Probablemente por eso me he dedicado tanto a evangelizar sobre el tema de diferenciación. Es crítico para el éxito de cualquier negocio.

Generar contenido

Esto es algo que hemos hecho desde el comienzo. Ser generosos con la información. Esa es nuestra misión. Cuando encontramos algo o descubrimos una nueva forma de hacer algo, lo primero que hacemos es salir a contarlo en un artículo del blog, en un ebook, en un video, en lo que sea. Con frecuencia nos preguntan que si contamos todo de qué vivimos. La información existe para todos, lo que hacemos nosotros es comunicarla de manera muy sencilla para que la gente la pueda entender y poner en práctica. Por eso nos gusta comunicar que somos “Ridículamente prácticos”. No vivimos de las ideas, las ideas son de dominio público. Vivimos de dar herramientas para que las personas puedan aplicar esas ideas en su propio negocio y en la personalización de las mismas. Pero en sí las ideas no son de nadie. Sólo somos un instrumento para conectar los puntos de manera que tengan sentido, para que inspiren y lleven finalmente a la acción y a mejorar la realidad de cada persona. Crear contenido original y compartirlo es una poderosa forma de generar valor y crear comunidad. Es por el contenido que cientos de miles de personas nos leen y nos encuentran navegando la web. El contenido además de ayudarle a la gente con su negocio, nos expone y nos hace visibles para que a su vez más personas disfruten de él. Las comunidades se crean alrededor de la generación de valor, no alrededor de lo que uno vende. Eso será la consecuencia.

Apoyarse en aliados estratégicos

Apoyarse en aliados estratégicos es pensar en otras compañías que llegan al mismo mercado que llega usted y con las cuales podría desarrollar acciones conjuntas para lograr aún mejores resultados para ambos. Es unir esfuerzos para lograr mayor alcance e impacto en el mercado. Es como montarse en hombros de gigantes, pueden ser compañías más grandes, más pequeñas o del mismo tamaño que usted, pero parte del principio que la suma de las partes es más que cada parte individual. Hay más empresas que están luchando por las mismas cosas, sin que sean necesariamente competidores directos, esos son los mejores aliados.

¿Algún mensaje final?

Que nunca dejen de creer. Que nunca dejen de soñar. Que nunca dejen de intentarlo. Que saquen fuerza de donde no tienen. Que sigan adelante. Que nunca, nunca, nunca, desistan. Siempre es posible un futuro mejor.