La marca no es un lindo nombre, es la consecuencia de sus acciones

La marca no es un lindo nombre

El nombre de marca, entendido como el nombre de su negocio o la marca con la que comercializa sus productos o servicios, es lo que lo distingue de otras opciones en el mercado. Sin embargo, el simple nombre no genera diferenciación a menos que signifique algo para sus clientes y prospectos. En otras palabras, no es un lindo nombre lo que hace el milagro, es su significado lo que evoca sentimientos, ideas y emociones en aquellos con los que interactúa.

No es una decisión de vida o muerte

Cuando estamos planeando el montaje de un nuevo negocio o el lanzamiento de un producto, nos devanamos los sesos tratando de escoger el mejor nombre posible para nuestro proyecto. Dedicamos horas a evaluar alternativas y diseños; algo que suene bien y que refleje lo que que queremos en el mercado, pues en últimas es nuestra propia identidad. Y es cierto. Si bien el nombre de marca que escoja es importante, no es de vida o muerte.

El nombre que escoja generará, como primer impacto, una afinidad (o no) con la gente y probablemente un nivel de recordación para cuando se requiera evocar. Sin embargo, ese es solo el comienzo. El nombre de marca puede ser muy lindo y con un diseño espectacular, pero son sus acciones en el diario vivir, los mensajes que envíe, la calidad del servicio que preste y lo coherente que sea con sus promesas, lo que hace que ese nombre represente algo y cobre vida.

Piense en las marcas más reconocidas

Si miramos las marcas más valiosas del mundo como simples palabras, ¿qué significan? Sin la reputación que han construido a través de los años, serían simplemente una marca más.

Son reconocidas no por su nombre sino por lo que representan. Son acrónimos (GE, Intel, SAP, IBM, BMW, Cisco), un simbolismo o representación de algo (Nike, Google, Hermès, Samsung, Oracle), combinación de palabras (Microsoft, Nescafé, MasterCard, Verizon) o simplemente el apellido de sus fundadores (Disney, Louis Vuitton, Mercedes-Benz).

Y esto aplica no solo para estas mega marcas. En su país, ¿cuáles son las marcas locales más reconocidas? Piense en cadenas de supermercados, marcas de textiles, empresas de alimentos o compañías industriales en su localidad, ¿siguen los mismos principios que las marcas globales?, ¿tienen el apellido de sus fundadores o son acrónimos? Seguramente sí.

Más que un gran nombre, es una gran reputación

Cuando esté pensando en qué nombre ponerle a su negocio o qué marca tendrá su nuevo producto; más allá de que el nombre en sí sea atractivo, verifique otros aspectos que pueden ser más críticos. Por ejemplo: que lo pueda registrar legalmente, que el dominio en internet esté disponible, que sea fácil de pronunciar y escribir, y que no tenga una connotación negativa en otras regiones o países. Simplicidad y claridad por encima de todo.

La marca no es una palabra, es un impronta. Es una personalidad que le imprime en cada interacción con sus clientes. Es algo que se logra con el tiempo. Un nombre no dice nada, es lo que ese nombre representa para la gente lo que realmente importa.

No se preocupe por tener el mejor nombre de marca, preocúpese por brindar la mejor experiencia y construir la mejor reputación. Con esto, cualquiera que sea la marca que haya escogido, cobrará vida y representará su filosofía para la gente. Eso es lo realmente importante.