Este es el peor de los escenarios. Hay negocios que no me explico cómo sobreviven. De verdad, hay gente que no se ayuda y que vende de milagro. Hay negocios con un servicio tan perverso, que me sorprende que no hayan salido del mercado.
Y el problema no es de precio
El problema es que presumimos la escasez. El problema nunca es costar más, sino que el cliente no entienda por qué. El problema surge cuando cuesta más, pero su propuesta de valor frente a otras alternativas, deja mucho que desear. Ahí hay que prender las alarmas.
A veces creemos que solo por el hecho de cobrar más, sin justificarlo de una manera clara y directa, es suficiente. Craso error. Cobrar más pero no prestar una experiencia sorprendente y brindar un servicio demencial que justifique ese precio, es un harakiri. No es cobrar más porque sí.
Uno no es víctima de la competencia, uno no es víctima de clientes con gran poder de negociación; uno es víctima de su falta de diferenciación. No pretenda que le paguen más si hay mejores alternativas que además brindan una mejor experiencia, y para mayor dolor, cuestan menos.
No conocemos la competencia
Sacar pecho de beneficios que no sorprenden a nadie es el primer síntoma. Subestimamos la competencia. No conocemos su propuesta de valor, no conocemos sus fortalezas y debilidades. Creemos aisladamente que somos mejores, cuando en el fondo puede que no seamos para nada mejores. Es una dura realidad, pero más vale que se de cuenta ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Hay clientes que están haciendo la tarea; pero la soberbia nos mata. Creemos que porque llevamos muchos años en el mercado los clientes nos van a ser fieles. Nada mas alejado de la realidad. No presuma la lealtad. Cuando presumimos que por ofrecer lo mismo de toda la vida, la gente nos va a preferir; desconociendo que hay competidores haciendo la tarea, es el comienzo del fin.
Atento al Malito, Feíto y Carito
Suena exagerado, pero si nos descuidamos, los competidores nos pueden sobrepasar ofreciendo mejores experiencias y brindando un mejor servicio, Por eso, ojo con el “Malito, Feíto y Carito”. Tómele continuamente al pulso al mercado y haga la diferencia.
muy buen mensaje
sobretodo en estos tiempos de crisis que todos quieren vender
lo mismo pero sin pensar en el cliente
saludos desde ECUADOR
Tal cual Gilberto, un saludo especial a nuestros grandes amigos del Ecuador!
Lo que más me agrada es que se pasa de la teoría a la practica, cada analogía nos lleva a una realidad en la que vivimos pero desconocemos.
Realmente está haciendo la diferencia
Muchas gracias Julio Cesar por el comentario. Esa es siempre la idea, ser ridículamente prácticos ja ja Un gran saludo!